martes, 9 de octubre de 2012

ACEITE DE CHÍA, TRADICIÓN ARTESANAL

En el libro ‘El Arte de formar y la artesanía del saber’ de la autora Julia Clemente Corzo señala que: “es una de las antiguas prácticas que se usan en el terminado de las máscaras y de las imágenes religiosas. Es una técnica utilizada desde épocas precortesianas en los estados mexicanos distinguidos por la delicada belleza del laqueado en madera, como son: Michoacán, Guerrero y Chiapas. Cuando los frailes llegaron a estas provincias no ocultaron su admiración ante la perfección de las técnicas de los artesanos indígenas”.
Su preparación requiere de tiempo y paciencia, pues derivado de esta situación muchos de los artesanos declinaron en seguir produciendo el aceite, precisamente, porque para obtener un litro debe esperarse entre tres o cuatro días, además de dorar entre 3 o 4 kilos de semilla de chía. Aquí el proceso de extracción: “Se comienza dorando en un comal de barro la semilla. Ya que esta doradita la chía se muele en un molino manual de los que todavía se usan en algunos hogares. Ya que esta la pasta en un recipiente se le echa agua hirviendo y se amasa; el punto de que ya está bien amasada es cuando sale el aceite, de ahí se hacen bolitas y se envuelven en pedacitos de manta blanca. Con el extractor (aparato artesanal) se exprime cada bolita y va saliendo el aceite gota a gota”. (Julia Clemente: 126)

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