Es un espacio para la fotografía callejera, aquella que podemos expresar por medio de la lente en nuestro andar cotidiano.
lunes, 21 de enero de 2013
LA HISTORIA DE UN PARACHICO ALEGRE: CONCEPCIÓN GÓMEZ NIGENDA
Concepción Gómez Nigenda, nació el 8 de diciembre de 1936 en Chiapa de Corzo. Su historia se remonta al año 1944 donde las carencias económicas eran notables para emprender una de las tradiciones que hoy lo reconoce como el parachico alegre que ha bailado por 69 años consecutivos.
Cuando tenía 8 años quería salir de parachico pero vivía en una familia donde el poco recurso económico no le permitían comprarse una chamarra, una montera, una máscara. Recuerda que cuando llegaba en aquellos años a la casa Ursulo Hernández Pola, patrón de los parachicos cargando el famoso “chumul” que llevan los hombres que se visten de parachico; y que por cargarlo le pagaban 10 centavos, solía quedarse estupefáctico viéndo como los parachicos se vestían. Y de ahí dice don Chonito que tenía claro que quería danzar, pero no había dinero suficiente.
Don Chonito recuerda con mucha nostalagía y agradecimiento que la suerte ya venía con él aquí la historia “fui a la casa de un señor llamado Miramón Ríos, -deseo que esa alma esté en un buen lugar-, en esos tiempos sólo en la casa de Miramón había agua en tubada llegue con unos botecitos de bombón y le dije que quería agua y me respondió: ‘hay me vas hacer mucho lodo’, y me mando por una cubeta al corredor; salí corriendo y vi un trajecito colgado, y le pregunté –y ese trajecito-, préstemelo y me dice, para que lo quieres, para que salga de Parachico el 15”. Sonriente dice que don Miramón lo pusó aprueba, “comienza a tocar el botecito no sé que tiempo me hizo bailar pero yo estaba bañado en sudor, cuando la esposa llegó del mercado le gritó -que estas haciendo con este niño Miramón-, a lo que respondió, estoy viendo si sabe bailar porque quiere el traje y ella contestó – no lo vayas a dar porque ya lo comprometí con el hijo del doctor, cuando dijo eso me puse triste porque ya me había hecho bailar pero como en esa época los hombres mandaban don Miramón le dijo a su esposa que si vienen por el traje dijera que ya lo comprometí con este niño”, y logré bailar ese 17 de enero de 1944 me quede tan ilusionado con ese gusto de seguir saliendo.
Fue hasta 1945 que su abuela Jovita Gómez le compró su primera máscara tallada por Franco Lázaro Gómez, recuerda que la máscara era barbada de Santo, muy pesada para un niño de 9 años. “Esa máscara llega a mis manos cuando fui con un peluquero llamado Manuel, vi dos máscaras y le pregunte si las vendía, él me respondió que pedia 20 pesos por las dos. El peluquero se descuido y salí corriendo con mi abuela para decirle que el señor que me cortó el cabello vendía una máscara, cuando regreso a la peluquería con mi abuela, nos dijo que no las vendía que el las tenía porque fue un obsequio que le hizo Franco Lázaro, al escuchar eso me puse muy triste. “Parece que escucho el rudio de la máquinca de cocer de la esposa del peluquero que al ver mi tristeza dijo Manuel, con los niños no se juega- ahora se lo vendes, y fue así como conseguí mi primera máscara, 9 pesos me costó. A partir de ahí empecé a salir; compré mi chinchín, chamarra, montera y comencé a continuamente a bailar de parachicpo no he perdido un sólo año desde 1944.
En 2010 don Chonito vivió un episodio que reiteraría aquello que se dice que vestidos de Parachicos todos se ven muy guapos y eso precisamenre le sucedió a éste hombre, pues recuerda que siete chiapanequitas chulas como las llama, se acercaron a él llamadas por el estilo peculiar del baile zapateado a lo que él respondió lanzando las famosas vivas “Viva la chiapaniquita de ojitos claros y verdes”, inmediatamente después ellas, las chiapanecas, empezaron a especular quien era ese hombre que estaba oculto bajo la máscara, muchos nombres soltaron al aire hasta que una de ellas se arrimó e intentó desatarle la máscara, don Chonito lavantó la mano y una de las muchachas le agarró la mano y sintió sus arrugas y gritó es un viejito, don Chonito recuerda esta anécdota con una carcajada que ilumina todo su rostro como si estuviera viviéndolo.
Los sacrificios de un parachico son muchos, recuerda dos situación que pusieron en riesgo todo una vida de danzarle al parachico. En 2006 contrajo una bacteria por el calor en el ojo izquierdo por lo que tuvo que ser trasladado a la Ciudad de México, ahí le informaron que debía somertese a un transplante de cornia; decidió no esperar y perdió la visión total del ojo. En junio de 2007 la rodilla izquierda comenzó afectarle, estuvo 8 semanas en muletas; sin embargo, pudo más el amor que el dolor; soltó las muletas en diciembre para poder bailar en enero de 2008 prácticando aquello que no debemos hacer, la automediación para calmar el dolor.
Don Chonito recibió la propuesta hace algunos años para ser el patron de lo parahicos, por los años de trayectoría; sin embargo, tajantemente respondió que no, pues dice que si hubiera aceptado, hoy no estaría aquí. “Hoy las chamarras se quedarán con el sudor de este año porque si no llego al 2014 sientan si quiera ese sudor que va a dejar don Concepción Gómez Nigenda” dijo. Fotos: 1. 1964; 2. 1973; 3. 1984; 4. 1994; 5. 2006
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